Segovia



El Acueducto de Segovia, sin duda el más conocido de los puentes de la época romana y el mayor símbolo a nivel mundial de Segovia, data de finales del siglo I y principios del siglo II. Su misión era la de traer agua desde el río Frío, en la cercana sierra de Guadarrama, para el abastecimiento de la población. El tramo más conocido del Acueducto de Segovia tiene 760 metros de longitud, y en su tramo más elevado consta de dos cuerpos de grandes arcadas de sillares de granito sobre las que discurre la conducción de agua
El núcleo del acueducto lo componen 44 grandes arcos, sobre los que se apoyan 119 arcos más pequeños. Tanto los arcos inferiores como los superiores se sujetan sin la utilización de ningún tipo de argamasa, simplemente por el equilibrio entra las fuerzas y los pesos de sus piedras. La mayor altura del Acueducto de Segovia se consigue en la Plaza del Azoguejo, donde esta fenomenal construcción alcanza los 30 metros de altura.
Junto a la plaza del Azoguejo, el Acueducto muestra un frontis donde se supone figuraba el nombre del arquitecto que lo construyó, junto a la fecha de construcción. En dicho lugar se encuentran ahora dos imágenes: una, de la Virgen, y la otra, de San Esteban. Estas imágenes sustituyen desde 1520 a dos estatuas de la mitología romana que se encontraban en el monumento segoviano.
Debido al mayor grado de conservación del tramo del puente del Acueducto, muchas personas desconocen que el tramo por el que discurrían las aguas se compone de aproximadamente 15 kilómetros. Este recorrido por las calles de Segovia se inicia a la entrada de la ciudad por la carretera de La Granja y llega hasta el mismo Alcázar. El tramo completo incluye canalización a ras de suelo y arquetas o desarenadores en las que se filtraban las impurezas del agua.
Cuenta una vieja leyenda que circula por Segovia, que el Acueducto fue obra del diablo. Según esta leyenda, hubo una vez una moza que servía en la casa de un adinerado hombre de la ciudad. Cada día, la joven tenía que traer hasta la casa el agua fresca del río. Tanto era el trabajo de bajar y subir cántaros de agua que un día de desesperación invocó al diablo,ofreciéndole su alma con tal de no tener que ejercer nunca más aquella ingrata tarea. El diablo escuchó las súplicas de la chica y se acercó a ella para cerrar el trato, de manera que acordaron que el diablo haría algo para que la joven no tuviera que acarrear tanta agu. Pero tendría que hacerlo antes de que saliera el sol. Sólo así podría apoderarse del alma de la joven. Según la leyenda, el diablo estuvo trabajando toda la noche sin tregua, contruyendo un enorme puente con el que traería el agua desde la parte alta de la ciudad. Pero cuando sólo faltaba una piedra por colocar, despuntó el primer rayo del amanecer y la chica pudo así salvar su alma.



El Alcázar de Segovia es uno de los monumentos más importantes de Segovia, y se encuentra situado en la confluencia de los ríos Eresma y Clamores, en un enclave privilegiado para su originario carácter defensivo.
El Alcázar se construyó entre los siglos XII y XVI, aunque tuvo que ser restaurado en numerosas ocasiones. En 1862 un feroz incendió lo destruyó, por lo que tuvo que ser reconstruído.
Entre los hechos históricos ocurridos en el Alcázar de Segovia, figura la coronación de la reina Isabel la Católica como reina de Castilla en 1474. Por su situción privilegiada, fue uno de los castillos favoritos de los reyes medievales. La fortaleza también fue utilizada como prisión del Estado, hasta que en 1762 el rey Carlos II fundó en Segovia el Real Colegio de Artillería, instalando su sede en el propio Alcázar.
En 1931 el Alcázar fue declarado monumento histórico artístico y en 1953 se creó el Patronato del Alcázar, responsable del museo que se puede visitar en su interior.
El alcázar de Segovia se divide en dos núcleos. El primero lo forman un patio con foso, el puente levadizo, la torre del homenaje y dos cubos circulares con chapiteles. El segundo, es el interior del propio castillo, y cuenta con una magnífica capilla y con las salas nobles, llamadas la Galera, las Piñas y el Tocador de la Reina. El Alcázar dispone también de cuatro pisos con buhardillas y amplios sótanos.

La torre del homenaje fue construída por Juan II, durante la transición del románico al gótico. Tiene una altura de 80 metros, con doce pequeñas torrecillas a su alrededor. El acceso a la torre es a través de un estrecho pasadizo. El tejado está recubierto de pizarra, gracias a las reformas realizadas por Felipe II.


El cerco de murallas que rodea la ciudad, con un perímetro de más de 3.000 metros, nace y muere en el Alcázar.
Su fábrica es de mampostería caliza, cimentada, en parte sobre grandes sillares de granito. Para su construcción se emplearon también lápidas de la antigua necrópolis romana. Tenía cinco puertas: Santiago, San Cebrián, San Juan, San Martín y San Andrés.
De ellas permanecen las de Santiago y la de San Cebrián en el lado norte, y San Andrés en el lado sur. Tuvo además varios portillos: del Alcázar, de la Fuente Cercada, Picado o de San Matías, de San Juan, del Consuelo, de la Luna, del Sol y del Obispo. Actualmente sólo se conservan el del Consuelo y el de San Juan, y a finales del siglo XX se reconstruyeron los de El Sol y La Luna.