BCN - Arenys de Munt



Castillo Medieval Can Jalpi

La historia empieza el 1891, cuando Don August se casó con Doña Sofia de Algorta y de Albaroa, una rica dama de Leketio, en el País Vasco.
A partir de aquel momento, con todo el dote de la mujer y la renta de su patrimonio, el patriarca se dedicó a echar adelante todas sus obsesiones. Trajo electricidad a Tordera, pueblo originario de su familia, a Blanes y a Lloret, y además de estas y otras obras de patronazgo, se abocó a transformar el viejo casal familiar d´Arenys de Munt en un castillo medieval.

Para conseguirlo, no repró en gastos. Mandó construir un patio d´armas, torres con almenas y una muralla con torres de defensa. Dentro, lo condiciona todo para la vida sumptuosa: en la planta baja, las dependencias del servicio, el recibidor, la cocina, una sala de billar, el comedor, la bodega y la sala del piano; al piso de arriba, los dormitorios, una sala de baile, una capilla para la misa de domingo, el despacho e incluso una pequeña sala de cine y fotografía.

Todo esto ornamentat con armaduras y obras de arte.



El Castell Jalpí era una antigua casa de payés, muy antigua, que fue convertida durante el siglo XIX en un palacete romántico, con almenas y murallas, un lago y un jardín. Abandonado, fue adquirido por el grupo Shercs para transformarlo en un restaurante para grupos y empresas. La historia cuenta que fue a comienzos del siglo XIII cuando entraron a regir en la casa los Berenguer de Dois, siendo el vizconde de Cabrera quien, al cabo de un siglo, los favorece con la "batllia" independiente de la jerarquía propia del territorio del castillo de Montpalau.


Al llegar el siglo XVII se inicia una feliz política de alianzas matrimoniales, el más importante de los cuales es el contraído entre la "pubilla" Tries y el heredero Jalpí, que aportó extensos dominios de Pineda de Mar, Sant Celoni y Tordera. En el siglo XIX, una "pubilla" Jalpí se casó con el heredero Borràs de Barcelona; su hijo, August Borràs Jalpí fue quien transformà la casa en la mansión hoy existente. August Borràs fue un auténtico mecenas para el pueblo de Arenys de Munt. Durante los últimos años del siglo XIX, él decidió transformar la casa fuerte donde vivía en un auténtico castillo, con lago incluido. El 1897, August Borràs inauguró la primera central que dio luz eléctrica a su mansión; era la primera que se instalaba en el pueblo. Poco después, el ayuntamiento de Arenys de Munt lo nombró hijo adoptivo de esta población.