Recinto arqueológico
El hombre ha dejado su huella en Olèrdola desde la Edad del Bronce hasta la actualidad.
La privilegiada situación estratégica, los acantilados que rodean la montaña la hacen inexpugnable, y las abundantes fuentes del entorno han sido los elementos clave de la ocupación humana.
Muralla romana
A finales del siglo II aC o inicio de la siguiente centuria, los romanos levantaron una muralla en la parte menos protegida de la plataforma rocosa olerdolana. De un extremo al otro del acantilado, la muralla está hecha con bloques de piedra poligonales y presenta una única puerta central y cuatro torres dispuestas a lo largo de un tramo lineal de 145 m adaptado a la configuración del terreno. La muralla se sobrepone parcialmente en su trazado a una muralla precedente (siglo VII aC).
La construcción de la muralla romana de Olèrdola responde tanto a las necesidades de establecer un punto de control territorial como el interés propagandístico y propagador de la civilización romana frente a los íberos indígenas. Defendía el único punto de la montaña que no estaba rodeado de riscos.
Cisterna romana (siglos II-I aC)
La cisterna, excavada íntegramente en la roca, fue construida probablemente a finales del siglo II aC o inicios de la siguiente centuria. Servía para almacenar el agua de lluvia, que era recogida de la parte superior de la montaña y conducida a través de dos canales hasta una pequeña balsa situada frente a la cisterna que hacía de filtro. Aquí quedaban depositadas piedras y barro, pasando el agua limpia, a través de un rebosadero, hacia la gran cisterna. Las escalas permitían bajar por limpiarla. Su capacidad es de 350.000 l. Fue aprovechada en época medieval para suministrar agua a la población y más adelante para regar los campos de cultivo
Área de prensado y bodega medieval (siglos XI-XII)
El cultivo de la vid y la elaboración de vino se encuentran ampliamente documentadas en Olèrdola. Entre el depósito de agua y el risco de poniente se ubicaba, en época altomedieval, un área con dos prensas donde se prensaba la uva para obtener vino y una pequeña bodega donde se guardaba en barricas.
Se trata de un espacio de considerables dimensiones en el que destacan elementos dversos trabajados en la piedra y relacionados con las tareas de prensa: cubetas circulares-bases de las prensas-, encajes para los árboles de la prensa, agujeros de poste, balsas.
Casa ibérica (siglos III-II aC)
En el extremo noreste de la cantera han conservado algunos habitáculos del antiguo oppidum (poblado fortificado) íbero. Las casas estaban excavadas parcialmente en la roca, dando forma horizontal al suelo y dejando banquetas donde se asentaban los muros, de piedra y barro. La zona posterior de la casa era en buena parte de piedra mientras que en la fachada se abría una calle que estaba a nivel del suelo. Las estancias eran de forma rectangular, con uno o dos ámbitos. En la sala principal se encontraba una chimenea de arcilla dispuesta sobre el suelo.
Casas y silos medievales (siglos X-XIII)
De las casas y calles medievales han perdurado aquellos elementos excavados en la roca: silos, banquetas de los muros, agujeros para postes de madera y otros encajes, canalizaciones, escaleras ... Durante la época medieval, la parte urbana ocupaba el espacio situado entre la muralla romana y la zona de actividades económicas en torno a la cantera y la cisterna. Para construir las casas utilizaban la misma técnica que los íberos. Las casas cristianas tenían un silo para almacenar alimentos como el grano y también un hogar de arcilla en el suelo. Totalmente excavadas en la roca, los silos son uno de los elementos más característicos de la Olèrdola medieval. El cereal almacenado era suficiente para alimentar una familia durante un año.
Cantera romana y medieval (siglos II-I aC / siglos X-XI)
La piedra de la montaña de Olèrdola es caliza recifales blanda y fácil de trabajar. Se conocen dos canteras a cielo abierto utilizadas por los romanos. Una de ellas está situada al pie de la muralla y, la otra, en el interior del recinto. De esta última, los romanos extrajeron la piedra para edificar la muralla y la torre-atalaya. Para la extracción de los grandes bloques practicaban la apertura de trincheras que delimitaban las cuatro caras del bloque y permitían desprenderlo de la roca con la ayuda de cuñas de madera o hierro.
Una parte de la cantera se continuó explotando en época medieval, para sacar la piedra en bloques para levantar la iglesia, la muralla y el castillo, situados muy cerca.
Iglesia de San Miguel
Destacando sobre el horizonte, expresamente separada de la parte baja del recinto, se eleva la silueta alargada de la la iglesia, elemento distintivo de la montaña. Entre los años 2007 y 2008 se ha llevado a cabo la restauración del edificio y su entorno, previa intervención arqueológica que ha permitido conocer mucho mejor la evolución histórica del complejo.
Sobre una primera necrópolis cristiana, en torno al 929 se levantó un templo de estilo prerrománico, de tres naves, del que hoy sólo se conserva el ábside norte. Mandado construir por el conde de Barcelona Sunyer, fue consagrado el año 935 bajo la advocación de San Miguel y de San Pedro.
Al inicio del siglo XI se baste sobre la iglesia prerrománica un austero edificio románico de una sola nave y cubierta de madera y teja, con dos entradas situadas en la fachada sur. A inicios del siglo XII se modificó profundamente con una nueva cubierta de piedra, un cimborrio con campanario de torre y una nueva puerta en la fachada de poniente, después de quedar las anteriores inutilizadas.
Si bien a partir del siglo XII Olèrdola comenzó a despoblarse, la iglesia continuó en uso hasta el año 1884. Devastada durante la Guerra del Francés y la Guerra Civil, sólo queda la espadaña como testigo de los últimos siglos, después que en torno en 1970 derrocara una capilla barroca que sobresalía del edificio. Las diversas restauraciones llevadas a cabo han eliminado los elementos arquitectónicos posteriores al siglo XII, permitiendo contemplar la iglesia con el aspecto que tendría entonces.
Entorno de la iglesia se encuentra la necrópolis medieval y el cementerio moderno. Los primeros enterramientos son anteriores a la iglesia prerrománica. Los siglos X y XI se conservan numerosas tumbas antropomorfas excavadas en la roca, sustituidas en el siglo XII por tumbas antropomorfas construidas con bloques de piedra. La tipología de sepulturas va variando a lo largo de los siglos, hasta llegar a los nichos y panteones más modernos.
Las sepulturas antropomorfas son características de la alta Edad Media. La tumba era excavada en la roca con la forma del cuerpo humano. Reciben también el nombre de sepulturas olerdolanes, al ser Olèrdola uno de los primeros lugares donde fueron identificadas.
Necrópolis del Plan de Albats
Actualmente se conocen cerca de un centenar de tumbas antropomorfas o olerdolanes del mismo tipo que se encuentran en el interior del recinto. Las sepulturas están excavadas en la roca y muchas de ellas pertenecen de neonatos y niños: son los Albats (bebés muertos antes de recibir los Sacramentos o tener uso de razón), nombre que ha dado origen al topónimo del lugar.
Castillo Medieval
Aprovechando la atalaya romana y adosado a ella, se edificó el castillo en la cima de la montaña. El edificio tenía usos militares y Administrativos y era la residencia de los Castellanos, administradoras de la villa en número de conde de Barcelona.
Del edificio, de diversas plantas, se conserva una gran sala rectangular que estaba Cubierta por una bóveda de piedra y mortero. Esta bóveda, hoy muy derribada, Estuvo parcialmente en pie ta bien entrada el siglo XX.
Atalaya Romana (siglo I aC)
En el punto culminante de la plataforma olerdolana se conservan los restos de la torre de vigía romana, levantada con la finalidad de controlar tanto la plana del Penedès como la costa, conec tada con otras torres estratégicamente situadas. La atalaya, de planta rectangular, está hecha con grandes bloques regulares de piedra (oppus quadratum) que forran la cara exterior e interior. Fue excavada en 1920 y hoy en día es visible el interior. Una escalera de hierro en uno de los ángulos nos recuerda el uso de la torre durante la Guerra Civil.
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